tag:blogger.com,1999:blog-21811993319330873272024-02-08T08:05:12.591-08:00Publicidad y sociedad de consumoLa moda, un principio organizativo de la vida colectiva moderna.patolarrartehttp://www.blogger.com/profile/00483850222859480101noreply@blogger.comBlogger3125tag:blogger.com,1999:blog-2181199331933087327.post-91819935965830655272012-02-06T19:11:00.000-08:002012-02-06T19:11:16.976-08:00<a href="http://www.youtube.com/watch?v=vs3R--yXwR0&feature=related">Consumismo</a>patolarrartehttp://www.blogger.com/profile/00483850222859480101noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2181199331933087327.post-51960679390541572432012-02-06T19:03:00.000-08:002012-02-06T19:03:44.342-08:00Antecedentes históricos de la moda<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La moda es un sistema original de regulación y de presión social y se impone de manera más o menos obligada a un medio social de terminado. Los decretos de la moda consiguen expandirse gracias al deseo de los individuos de parecerse a aquellos a quienes se juzga superiores, a aquellos que irradian prestigio y rango. En la base misma de la difusión de la moda se halla el mimetismo del deseo y de los comportamientos; mimetismo que se propagó esencialmente de arriba abajo, del superior al inferior (G. De Tarde). De tal manera, que mientras la corte tenía la mirada puesta en el rey y los grandes señores, la ciudad tomaba ejemplo de los modelos en vigor entre la corte y la nobleza. La difusión de la moda ha sido un instrumento de representación y de afirmación sociales, un signo de pretensión social. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La expansión social de la moda no ganó de forma inmediata a las clases inferiores. Durante siglos el vestido respetó globalmente la jerarquía de las condiciones: cada condición llevaba el traje que le era propio; los edictos suntuarios prohibían a las clases plebeyas vestirse como los nobles, exhibir las mismas telas, los mismos accesorios y joyas.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">No obstante a partir de los siglos XIII y XIV, con el desarrollo del comercio y los bancos, se constituyen inmensas fortunas burguesas y a parece el nuevo rico de ritmo de vida fastuoso, que se vestía como los nobles, se cubría de joyas y telas preciosas y rivalizaba en elegancia con la nobleza de rango. Al mismo tiempo, se multiplicaban las leyes suntuarias en Italia, Francia y España y tenía como finalidad proteger las industrias nacionales, impedir el “despilfarro” de metales escasos y piedras preciosas; pero también imponer la distinción que devolvía a cada uno a su lugar y su condición en el orden jerárquico.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La confusión aumenta en los siglos XVI y XVII, cuando la moda se extiende a las nuevas capas sociales y penetra en la mediana y pequeña burguesía, abogados y pequeños comerciantes; quienes adoptarían las telas, peinados, encajes y bordados. En vista de eso, durante muchos siglos se impusieron leyes y multas que prohibían a las clases plebeyas imitar a las clases nobles; sin embargo, estas nunca fueron eficaces y a menudo fueron transgredidas. Así pues, en 1793 se impone el Decreto de la Convención que declaraba el principio democrático de la libertad indumentaria.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La moda considerada como instrumento de igualdad de condiciones descompuso el principio de la igualdad indumentaria, minó los comportamientos y valores tradicionalistas en beneficio de la sed de novedades y del derecho implícito al “buen aspecto” y a las frivolidades.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">G. LIPOVETSKY. El Imperio de lo efímero. Editorial Anagrama, Barcelona 2009</span><a href="" name="_GoBack"></a></span></div>patolarrartehttp://www.blogger.com/profile/00483850222859480101noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2181199331933087327.post-76026831521528786812007-07-09T16:10:00.000-07:002007-07-09T16:23:42.697-07:00<div align="justify"><span style="color:#330099;">El objetivo con este espacio es crear una ámbito de debate en el cual analicemos en forma conjunta, la gran influencia que ejerce la publicidad sobre un individuo y la sociedad en general. </span></div><span style="color:#330099;"></span><br /><div align="justify"><span style="color:#330099;">El constante bombardeo de medios y anuncios publicitarios, nos ha llevado a consumir una serie de productos y servicios, que en determinado momento fueron innecesarios y que ahora han llegado a ser para nosotros un producto de primera necesidad.</span></div><span style="color:#330099;"></span><br /><div align="justify"><span style="color:#330099;">Hasta qué punto todo lo que hace parte de nuestras costumbres ha sido impuesto por la sociedad de consumo? será que hemos olvidado quienes somos y de dónde venimos, para convertirnos en una réplica de la modernidad actual?</span></div>patolarrartehttp://www.blogger.com/profile/00483850222859480101noreply@blogger.com3